viernes, 10 de diciembre de 2010

Capítulo 13. Otra historia.

Golpes en la puerta. No pienso abrir. Siguen los golpes y yo sin dar señal de vida. A la quinta vez que se repiten pego un grito:
-¡Lárgate!
Ya no hay golpes, solo un ruidito irritante. De repente aparece Christian en la habitación. Ha forzado la cerradura. Yo escondo la cabeza entre los brazos para que no vea las lágrimas que surcan mi rostro desde hace días.
-¡Vete!-intento decir con voz temblorosa.
-¿Qué sucede?-ya no hay rastro de burla en su voz. Debe de ser de las pocas veces que le he oido hablar seriamente.
-No sucede nada.-le digo incorporándome y empujándole sin mucho entusiasmo mientras sigo tapándome la cara. Él me coje con dulzura quitándome las manos del rostro suavemente. Yo aparto la cara intentando taparme sin mucho éxito. Y en un acto del todo insospechado, me abraza. Es el mayor contacto físico que hemos tenido en un mes.
No puedo aguantar más las lágrimas y me echo a llorar aplastando la cabeza en su hombro. Es tan grande la desesperación...él, lejos de hacerme hablar, deja que me desahogue en su hombro aún sabiendo que le estoy echando a perder la camiseta blanca que lleva.
Unos minutos después que me parecen una eternidad, me despego, más calmada, de su hombro.
-¿Estás bien?- se interesa. Le miro a los ojos y veo que es de verdad, que realmente le preocupa, no es solo una pose para desquitarse de mí.-Hacía mucho que no te veía y el recepcionista me contó que hacía días que no salías de tu habitación.
-No me fue muy bien en mi vuelta a la antigua vida-sonrío amargamente. Muy bien no, me fue fatal.
-¿Quieres hablar?-pregunta sentándose en la cama y señalándome un sitio a su lado.
Como ya dije, a veces es más fácil desahogarse con un desconocido.
Le cuento todo: la fiesta, la reacción de Amy al verme, el enfado de mi madre, la escena del bar, mi novio y mi amiga... No omito ningún detalle excepto el hecho de que mientras besaba a Tony pensaba en él. No creo necesario que lo sepa. Cuando acabo mi relato empiezan sus preguntas.
-¿Estás dolida con Tony o solo con Amy?
Es cierto. Siempre mi decepción fue por Amy.
-Supongo que sabía lo que podía esperarme de él, sin embargo Amy...la creía tan diferente...es increíble lo poco que puedes llegar a conocer a una persona después de tantos años junto a ella.
Él asiente callado. Y al fin habla:
-Creo que deberías tomar el aire, aclarar tus ideas y...comer algo que no sea pura basura-añade señalando las hamburguesas rancias de las me he alimentado estos últimos días.
Christian sale de la habitación para que me pueda arreglar debidamente. Me doy una ducha para borrar todo rastro de tristeza y me visto como siempre: vaqueros pitillo ajustados, una camiseta que deja al descubierto mi tersa tripa y unas botas militares medio rotas negras con los cordones desatados.
Nos vamos a un Starbucks y me invita a un café y a un bollo. Mientras paseamos me acuerdo de algo.
-Todavía no me has contado tu historia.
Noto como sus hombros se ponen en tensión y su mirada se mantiene alerta.
-No, no lo he hecho.
No insisto. Seguimos andando y cuando ya creo que nunca lo hará, empieza a hablar:
-No es fácil. Mi familia no era perfecta. Ni de lejos.- Su boca se tuerce en una sonrisa amarga.- Mi padre era alcohólico. Tenía un serio problema, pero nunca lo quiso admitir. Mi madre no quiso saber nada de él y se divorciaron. No tengo ni idea de como sucedió pero mi padre consiguió mi custodia.
-¿Te pegaba?
Al fin me mira. Le noto tan lejos, en otra época. Se pierde en sus recuerdos.
-No, nunca lo hizo. Pero a veces la profunda ignorancia es peor que la violencia. No le importaba nada de lo que hacía. Nunca estaba sobrio el tiempo suficiente para poder estar orgulloso de mí. A los 13 años empecé a ir con un grupo de chicos que no era muy buena gente. Me enseñaron a forzar cerraduras, a robar coches, carteras y tiendas. Lo que mejor se me daba era el carterismo. Me enseñaron lugares donde poder venderlos y sacar algo de dinero. Empecé a robar carteras solo por diversión pero luego se convirtió en una necesidad: quería ahorrar para irme a vivir lejos de mi padre. A los 15 años tuve el dinero suficiente para emanciparme. Al principio vivía en un pequeño apartamento cutre encima de una bolera cochambrosa. Era un mal barrio y tuve que aprender a defenderme, pues no fueron pocas las noches en las que llegué casi muerto a la cama.
Mi padre no se molestó en contactar conmigo, debía de estar tan borracho que ni siquiera era capaz de sostener una pluma el tiempo suficiente para escribirme. Pero hace 3 meses recibí una carta suya en el hotel diciéndome que quería verme, que había vuelto a encontrar el amor y que quería que yo compartiese su felicidad. No le contesté.
-¿Y tu madre? ¿Qué es de ella?
- Después del juicio por el divorcio no volví a saber de ella. No quería nada que la recordase su antigua vida. Según he oído sigue sola y trabaja en unas bonitas oficinas de no recuerdo qué banco.
-¿Por qué no quedas con tu padre? A lo mejor es cierto eso de que ha cambiado.
-Lo dudo.- Otra vez esa sonrisa amarga. Prefería la burlona.
Me mira de reojo y musita un "aunque me lo pensaré" dudoso.
Y entonces vuelvo a ver al hombre que me volcó la cena de hace una semana. Y esos ojos tan familiares... Tengo que seguirle.
-Vamos- ordeno agarrando a un confundido Christian del brazo.
-¿Adonde...?
-Shhhh...- le chisto interrumpiéndole.- ¿Ves a ese hombre de ahí?- le señalo al hombre al que me propongo seguir.- Me es demasiado familiar y necesito saber quién es.
Le seguimos un trecho hasta que no aguanto más. Ya avisé de que soy demasiado impulsiva.
-¡Espere!-le grito. Él se da por aludido y se da la vuelta. Veo una mirada asustada en sus ojos y le agarro antes de que pueda salir corriendo. Christian me sigue detrás irritado.
-Bianca, ¿se puede saber qué estás haciendo?
Le ignoro y me fijo en el hombre al que sujeto. Es alto, moreno, con algunas canas. Debe de tener unos 50 años pero sigue siendo bastante apuesto, elegante, con ese aire de los años 80 que le hace más interesante. Su nariz aguileña tiene mucha personalidad y su boca forma una expresión sorprendida. Tiene las cejas oscuras pobladas y debajo de ellas se encuentran unos preciosos ojos verdes que...No. No puede ser. Es imposible. No puede ser él...

No hay comentarios:

Publicar un comentario