jueves, 18 de noviembre de 2010

Capítulo 5. Un pequeño hurto.

Me despierto a las 12 de la mañana. Tengo un terrible dolor de cabeza y por un momento no me acuerdo de donde estoy. Miro por la sucia ventana de la habitación del motel y veo un cielo gris y deprimente. Suelto un gemido y deseo poder quedarme todo el día entre las sábanas de color hueso. Entonces recuerdo que era mi primer día de trabajo en un bar cutre en el que había solicitado empleo un par de días antes. El propietario me había mirado de arriba abajo evaluándome y al final había decidido escogerme para el puesto. El bar era tosco, olía mal estaba lleno de hombres que me miraban con lascivia y encima el salario era una mierda, pero era lo único que podría encontrar con 17 años. Nadie se fia de mi generación. Son listos. Deprisa me pongo el uniforme, hasta que me doy cuenta de que empezaba a las 10 y voy con un retraso de dos horas. Más me vale no ir. No aguantaría los gritos de un retrasado con este dolor de cabeza. Me recuesto otra vez en la cama pero no coonsigo conciliar el sueño. Con un suspiro me levanto y me visto normal para ir a dar un paseo. Dos horas después estoy pasando por el vestíbulo del motel en dirección a la puerta. El aire frio me azota en la cara obligándome a arrebujarme más en mi abrigo. Me dirijo al muelle, donde una multitud se ha congregado para ver a un imitador de Johnny Depp. No tengo ningún otro plan así que me entretengo un rato observándole. Y a pesar de que es bastante bueno, no tengo más remedio que alejarme. Me recuerda demasiado a Max y a mi madre, cuando veiamos todos juntos "Piratas del Caribe" en el salón después de alquilarla en el videoclub. Una pequeña lágrima amenaza con caer rodando por mejilla. "No, no voy a llorar por algo ya perdido" me intento convencer a mí misma. No puedo volver atrás en el tiempo. Pequeñas decisiones cambiarán tu vida de manera irreversible, pero tienes que cargar con ellas, ya sean aciertos o errores. La mía fue una decisión importante y ya no puedo pretender arreglar nada. Fue lo que siempre busqué: una aventura, independencia y controlar mi propia vida. Al alejarme del imitador choco contra un señor calvo y con gafas. Mascullo una disculpa y voy a alejarme cuando veo que de su bolsillo trasero asoma una cartera que parece bastante llena. Intento apartar la mirada pero una idea ya ha empezado a formarse en mi mente...y si la cogiese? Solo sería una vez, un pequeño hurto. Es fácil, con esta multitud nadie se dará cuenta. Solo tengo que alargar la mano y cogerla con dos dedos... Antes de que me dé cuenta mis dedos la han agarrado con sigilo y el señor no se ha dado ni cuenta. Rápido meto la cartera en mi bolso antes de que alguien más me vea y me alejo de allí. Me dirijo casi corriendo al motel llena de adrenalina pura. No ha sido tan difícil. Una sonrisa traviesa me ilumina la cara.

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