martes, 5 de abril de 2011

Capítulo 39. Y la vida continua.

Y otros dos años después...

A pesar de mi pesimismo y mi desengaño de la vida, todo volvió a su cauce, más o menos. Se podría decir que a partir de ahí las cosas fueron a mejor dentro de lo negativo que es la pérdida de un ser querido.
Mi madre y mi padrastro son felices cuidando de Laura, la pequeña de la familia que se encarga de alegrarles el día a todos. Estoy convencida de que saldrá tan buena y bonita como Max, mi padre y mi madre. Y yo cuidaré de ella para que aprenda de mis errores, que no son pocos.
Max y Meredith se han ido a vivir juntos a un piso en el centro. Llevan ya dos año saliendo y preveo que les quedan muchos más. Exactamente lo mismo que yo con Christian.
Billy saca muy buenas notas y juega mucho con Laura, que le adora. Sigue con la idea de ser un abogado tan bueno como mi hermano. Se está convirtiendo en un chico muy maduro y ayuda mucho a Christian con su centro.
De Tony no volví a saber nada excepto que le pillaron vendiendo cocaína y está en la cárcel. No puedo decir que me dé pena después de todo lo que hizo.
Y Amy y Marc ahora están en ayuda para drogadictos en el centro de Christian, que va viento en popa. Su padre no podría estar más orgulloso.
Ahora cuando recuerdo a mi padre lo hago feliz, sabiendo que cuida de mí a través del collar que me dió. Todavía me duele la pérdida, pero ahora soy capaz de sonreir.
Superé mi fobia a los hospitales y ahora soy voluntaria en la sección de cuidados intensivos para personas con cáncer. Supongo que ayuda el hecho de tener cierta experiencia para ayudar a la familia y al enfermo. Y, aunque me cuesta, con cada paciente siento que estoy ayudando de nuevo a mi padre.



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