sábado, 12 de febrero de 2011

Capítulo 25. Vuelven los problemas...

-¿Qué se te ha perdido por aquí? ¿Has decidido volver después de un año?
-Una visita cultural- dice Christian encogiéndose de hombros.- No volvería ni muerto.
-Claro que no. Christian siempre fue mucho mejor que nosotros... ¡Él tenía un futuro brillante!- Su voz suena con ironía mientras rie desdeñosamente. Christian aguanta con la mirada fija en él.
-Yo al menos lo intenté. Intenté salir de este vertedero mientras tú holgazaneabas por las esquinas, con la envidia corroyéndote.
-No necesito salir de aquí. Este es mi lugar y también era el tuyo.
-No. El mío nunca lo fue. Mi sitio estaba ahí afuera. Junto al tuyo si hubieses querido.
-Yo no quería un sitio en un lugar donde los hipócritas abundan y las falsas promesas te aguardan a cada esquina. Y hubo un tiempo en que tú tampoco.
-La gente cambia, madura. Y tú sigues anclado en el pasado.
-Ahora que tienes novia ya todo es diferente, ¿no?-me mira con desprecio, como si fuese la culpable de todas sus desgracias. Yo me límito a enrojecer como una éstupida, sintiéndome muy violenta de repente.- El Christian que yo conocí jamás se hubiese atado de esa manera.
-No tengo novia, pero sí: ahora todo es diferente. El Christian que tú conociste era un niñato estúpido de 15 años.
-Pues ese niñato era mi mejor amigo.
De acuerdo. Para. Rebobina. ¿Su mejor amigo? ¿Qué? Entonces Christian llegó a tener una vida de verdad aquí, y por el aspecto de su antiguo mejor amigo, no era muy buena. ¿Qué le sucedió?
-A lo mejor recuerdas a Billy. ¿O tampoco te acuerdas de él?
Un niño pelirrojo, con una gorra sucia y rota de Nueva York, seguramente robada, se acerca a nosotros. Por su altura y su cara aniñada solo debe de tener unos 13 años. Tiene una cicatriz que le recorre toda la mejilla derecha, como una marca de una pelea. Algo que aunque su mente olvide, su cuerpo estará ahí para recordárselo. Christian le mira, y otro destello de reconociemiento brilla en su mirada, que se ablandado y llenado de calidez.
-¿Quién te hizo eso, Billy?-le pregunta con suavidad, como le preguntaría a su hermano pequeño. Billy le sonrie, y el chico moreno le mira con dureza, diciéndole con los ojos que no debe ser clemente.
-Fue Bob... Nos metimos en una pelea, Christian, una de las gordas. Fue una semana después de que te fueses. Bob estaba cabreado, y ya sabes lo que ocurre cuando se le suben los humos. ¿Porqué te fuiste? Sólo tú le habrías detenido.
Christian se adelanta sin importarle los demás y le abraza con fuerza, intentando crear una barrera entre Billy y el mundo. En un gesto protector y afectuoso. El niño le devuelve el abrazo con fuerza, ante la desaprobadora mirada del antiguo mejor amigo de Christian.
-Ven con nosotros, Billy.
-¡Déjale! ¡Él no se va a ir a ningún lado!- el moreno ha explotado al final. Una vena situada en su frente empieza a palpitarle con fuerza y rabia. Su boca en una mueca furiosa deja ver todos sus dientes. Christian se aparta de Billy, y le mira con indiferencia, como si no le viese realmente, o como si estuviese miarando dentro de su alma.
-¿Quién se lo va a impedir? ¿Esque acaso tú riges ahora su vida?
-Billy no irá contigo.
-¡Pero yo quiero ir!- Grita Billy desesperado. Puedo ver en sus ojos la angustia que siente, las noches en vela con miedo a que su vida se vaya de una vez por todas al garete. El chico moreno sigue mirando a Christian con repulsión, y la vena en su frente parece que realmente empieza a cobrar vida propia. Sus manos se cierran en puños a sus costados, esperando el momento para asestarle un golpe a Christian. Y entonces llega mi momento de actuar.
-Vámonos, Christian, vámonos...-Le imploro en un susurro, agarrándole de la manga de la cazadora.
-¿Así sigues solucionando las cosas?-le pregunta Christian al que una vez fue su mejor amigo, ignorando mi pregunta.- ¿A puñetazos?
Los dientes del moreno chirrian con fuerza y en su mirada un destello acerado le advierte. Entonces es cuando Christian decide hacerme caso y darse la vuelta para ir a la moto. Los chicos que acompañan al chico moreno siguen en el mismo sitio, mirando con leve interés a Christian.
Entonces, como un tigre en pleno ataque de rabia, el antigua amigo de Christian se lanza contra él, con el puño en el aire. Es tan rápido que no me da tiempo ni a chillar para advertirle a Christian, pero no había contado con que mi compañero es mucho más rápido. En un segundo y sin saber muy bien como ha sucedido, me encuentro a Christian agarrando del cuello, contra el suelo a su antiguo mejor amigo. No tengo ni idea de como lo ha hecho, pero Billy y los demás los miran con respeto, comprendiendo que Christian sigue siendo el mismo. El chico moreno suelta una risotada que le hace parecer un psicópata mientras dice:
-Este sí que es el Christian que yo conocí. En el fondo sigues siendo el mismo.
Christian le suelta y se sube a la moto. Me monto detrás y me pongo el casco corriendo, deseando salir de aquí cuanto antes.
-No, no lo soy.- Y mirando más allá del chico moreno, que se ha vuelto a incorporar, intentando recuperar algo de dignidad; se dirige a Billy:- Volveré a por ti.
Y emprendemos la marcha fuera de su antigua vida, y espero para no volver ya más. Cierro los ojos con fuerza, apoyándome en su espalda, intentando olvidar esta última escena. Quizá volver al pasado no haya sido la mejor idea...

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